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Jorge Navarrete sin titubeos: ¿Alguien todavía tiene dudas de que estamos en una crisis institucional?

“No me sorprende nada lo de Farkas y tampoco me hace gracia lo de Optimus Prime. Pero es el resultado de la rabia con la política tradicional”, asegura.

Por: Fernando Duarte M. | Publicado: Lunes 22 de agosto de 2016 a las 04:00 hrs.
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"Más abierta que nunca, especialmente si consideramos la incapacidad de las encuestas para predecir comportamiento y volumen electoral después de la irrupción del voto voluntario", resume el abogado y columnista Jorge Navarrete, la disputa de cara a las presidenciales 2017 de la cual dio cuenta la encuesta CEP.


Si a lo anterior se suma el desplome transversal de la clase política, los casos de corrupción y los problemas de gestión, el jurista plantea que "no es extraño que los ciudadanos manifiesten dudas e incertidumbre, especialmente si se trata de elegir una opción entre ese elenco y escenario tan cuestionado. Dicho de otra manera ¿alguien todavía tiene dudas de que estamos en una crisis institucional?"


"Tendremos una presidencial con muchos candidatos, pero varios meses antes sabremos quienes pasan a segunda vuelta", anticipa.


- Las diferencias entre Piñera y Lagos son altas, pero Piñera marca apenas 14%. ¿Cómo interpreta eso?


- Si existen severas dudas de que nuestro sistema político está conteniendo y conduciendo el debate público, y menos todavía proveyendo soluciones a las inquietudes y problemas de las personas, mal podrían a estas alturas tener mejor desempeño en las encuestas dos figuras que representan ese mundo tan cuestionado. Es por eso que, por ahora, las diferencias entre ambos tampoco son particularmente decisivas. Si esto fuera un partido de tenis se está jugando el primer set y Piñera va ganando 3 a 1. Buen comienzo, pero aún no decide nada.


- Alejandro Guillier tiene un 44% de aprobación y un 62% de conocimiento. ¿Podría instalar una candidatura presidencial en la Nueva Mayoría?


- Más allá de los méritos personales y de ser hoy un senador de la República, el gran activo de Guillier es que no se le percibe como un miembro de esa clase política tan desprestigiada. Capitaliza todas las ganancias y, al mismo tiempo, socializa las pérdidas de estar en el Congreso. Evidentemente, si su alta valoración muta a preferencias electorales, podría constituirse en un candidato que equilibre los dos desafíos que tiene la Nueva Mayoría: representar a toda la coalición y ser competitivo frente a Piñera. En todo caso, Guillier es un consolidado personaje, pero no todavía una personalidad política.


- Pese a todo pronóstico, la encuesta demostró que MEO sigue vivo. ¿Cómo podría explicarse ese fenómeno?


- Marco siempre ha sido una figura interesante, con muchísimas cualidades electorales, y de no haber mediado todo lo que hoy sabemos y que se investiga, pudo incluso haber sido el próximo Presidente. Es cierto que sigue vivo pero no necesariamente sano, no al menos para constituirse en una real opción para la segunda vuelta. Marco será candidato por tercera vez, pero lo más probable es que no alcance ni siquiera la votación obtenida en 2013 y menos igualar el fenómeno que fue en 2009.


- Con este nivel de rechazo, ¿se acabó la Nueva Mayoría?


- Aunque es muy temprano para afirmarlo, creo que estamos más cerca del fin de la Nueva Mayoría, al menos como hasta hoy la concebimos. La debacle del apoyo al oficialismo no es muy distinta a lo que está ocurriendo en la oposición, aunque sí hay una importante diferencia. Las posibilidades de ganar la próxima elección presidencial favorecen a la derecha, por lo que mientras unos aspiran a volver, los otros parecen ir de salida. Ese elemento es vital para la cohesión de cualquier fuerza política, especialmente si se convive con culturas e identidades tan diversas. La perspectiva de perder el poder es el principal enemigo de la Nueva Mayoría.


- ¿Qué debería hacer la Nueva Mayoría para aunar apoyos?


- Definir rápidamente un candidato que la lidere y represente en la próxima elección, marcando importantes diferencias con lo que ha sido la actual gestión, no necesariamente proclamando una vuelta al pasado o a la Concertación, pero sí proponiendo una hoja de ruta coherente, que se haga cargo de las necesidades importantes del país, retomando la bandera del crecimiento como condición de una mejor distribución. Todo lo anterior, mediado por un elenco de personas que garantice un mejor éxito en el diseño e implementación de las políticas públicas, en el marco de las posibilidades políticas, económicas y sociales que presentará el país en los próximos años. El tiempo de definición de candidaturas presidenciales es ahora y el tiempo corre en contra.


- Leonardo Farkas aparece mencionado en la encuesta. ¿Dónde vamos? ¿Se instala una opción populista?


- No me sorprende nada lo de Farkas y tampoco me hace gracia lo de Optimus Prime. Hay un cierto germen de populismo, cuyos primeros síntomas pueden rastrearse en candidaturas como la de Enríquez-Ominami u Ossandón, por nombrar a uno de cada lado. Pero lo más grave es que la aparición de Farkas es el resultado de la rabia e indignación que tienen los ciudadanos con la política tradicional, su incapacidad para conducir el debate público y resolver los problemas. Esa es nuestra peculiar manera de decir y empezar a advertir que "se vayan todos".


- ¿Esta podría ser la elección con más incertidumbre desde el retorno de la democracia?


- Mirada desde hoy, por supuesto que sí. No recuerdo que a un año y medio de una elección presidencial tuviéramos un escenario tan abierto como este. Con todo, y especialmente después de la elección municipal –donde dicho sea de paso no cambiará mucho el ambiente, pues la Nueva Mayoría obtendrá más alcaldes, concejales y votos que la oposición- empezarán a decantarse la cosas.

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